martes, 13 de septiembre de 2011

Hospital del Torax


Terrassa: un escenario de cine encantado



Son muchas las historias sobre el hospital de tuberculosis y carencias pulmonares el Tórax: Psicofonias, gritos, sombras, ritos satánicos, cambios de temperatura, baterias que se descargan y se cargan y, una larga lista de suicidios y muertes se ocultan tras la historia este hospital. Desde su apertura asta nuestros días, se puede hallar la sensación de muerte, que nos transmite al recorrer cada uno de sus pasillos y visitar cada una de sus estancias. Aquí hablaremos de lo lógico, lo oculto, lo misterioso e inexplicable que rodea este centro.
Capilla hospital el Torax
Concretamente a dos kilómetros de Terrassa, en la provincia de Barcelona, nos encontramos con un edificio donde se entremezclan la realidad y el misterio.
Es el antiguo Hospital del Tórax, donde numerosos testigos dicen percibir sensaciones extrañas o ver sombras espectrales. Muchas de las fotografías tomadas allí «capturan» detalles inexplicables y las grabadoras, cámaras de vídeo y otros aparatos electrónicos sufren anomalías de forma demasiado habitual.


El edificio se ha ganado fama de maldito, y no sólo por los extraños fenómenos que supuestamente suceden en su interior, sino también por los suicidios que ocurrieron entre sus paredes, los restos humanos que permanecen diseminados por distintas estancias y los ritos de corte satánico que todavía hoy se siguen celebrando allí. Recientemente hemos sabido que algunos de los testigos de esos misteriosos fenómenos son actores, directores de cine y técnicos de rodaje, además de las empleadas del centro de disminuidos psíquicos «La Pineda», situado en la parte habilitada del antiguo hospital.


Hace algunos años, cuando el centro sanitario se encontraba en pleno funcionamiento, sus pacientes provenían de diferentes puntos de la geografía española, lo que conllevaba que muchos de ellos se sintieran solos, pues sus familiares no podían abandonar las ocupaciones diarias para atenderlos. Así, el estado depresivo de algunos internos, añadido a su delicada salud, los inducía en ocasiones al suicidio.



Con el paso del tiempo, nació una especie de ritual macabro: el enfermo se tiraba por la ventana de una de las habitaciones de las últimas plantas e impactaba en el jardín trasero, conocido a partir de entonces como «la jungla», debido a los gritos que se escuchaban cuando alguien se lanzaba al vacío. Lo cierto es que los datos no mienten, pues la media de suicidios en el Hospital del Tórax de Terrassa siempre fue superior a la de cualquier otro centro sanitario.


El edificio muestra hoy un aspecto lamentable. Un rápido paseo por las instalaciones permite constatar el estado de absoluto abandono en el que se encuentran las más de doscientas habitaciones. Tan sólo se salvan las dos zonas que todavía permanecen habilitadas. Una sirve de set en el que la productora de cine Filmax realiza algunos de sus rodajes cinematográficos y otra, en el extremo del inmenso edificio, se utiliza de forma provisional para el centro de disminuidos psíquicos «La Pineda».


De todos modos, más del noventa por ciento del hospital se encuentra abandonado y con signos evidentes de que en su momento se produjo un desalojo repentino. En las diferentes estancias es habitual encontrarse con basura, sillas, camas, televisores viejos, aparatos médicos, archivos, radiografías e incluso coronas de muertos o taquillas rebosantes de objetos personales.




Fantasmas en el plató
El director de cine Jaume Balagueró conoce bien el Hospital del Tórax de Terrassa, ya que ha rodado allí algunas de sus películas de terror, como Frágiles o Los sin nombre. Precisamente, durante la grabación esta última, aseguró que los actores acudían al baño de dos en dos porque el lugar les trasmitía sensaciones extrañas. Otro realizador español, Luis de la Madrid, también rodó parte de las escenas del film La monja en el antiguo hospital. En su momento confesó públicamente que jamás volvería al lugar, pues allí fue testigo de sucesos extraños.


Montse Mostaza, actriz de la película Ouija, rodada también parcialmente en el Hospital del Tórax de Terrassa –otras escenas se filmaron en el cementerio de la ciudad y en un pueblo de montaña cercano, llamado Mura–, aseguró en una entrevista concedida a la revista digital Anika Cine que, a pesar de no creer en la existencia de fenómenos paranormales, el edificio le trasmitía una sensación de incomodidad, por lo que tenía que salir del hospital a la hora de los descansos y la comida.


Por su parte, el director de esa terrorífica película, Juan Pedro Ortega, explicó en otra entrevista a ese mismo medio que, mientras duraba la grabación, se produjeron fenómenos muy extraños, como ruidos, gritos y susurros inexplicables que mantuvieron en tensión a todo el equipo de rodaje. Además, la película Ouija estuvo salpicada por otros sucesos no menos curiosos. Un miembro del equipo, por ejemplo, sufrió un accidente de moto inquietantemente similar al que protagonizaba uno de los personajes del film. ¿Simple casualidad?


Por el contrario, en otras películas rodadas igualmente en el antiguo hospital y dirigidas por Brad Anderson –El maquinista y Session 9– no se tiene constancia de que se produjeran fenómenos extraños, o al menos no han sido divulgados.


 




Historias de los pacientes
La sugestión de los pacientes, unidos al efecto de los fuertes sedantes y antidepresivos les llevaba a imaginar todo tipo de historias macabras, historias llenas de terror, como la conocida enfermera de la muerte. Ataviada con una jeringuilla en su mano derecha, siempre se encontraba predispuesta a llevarse al otro mundo a aquellos pacientes que, entre gritos de agonia, se asfixiaban en la noche. Según cuentan unos, la enfermera de la muerte llevaba la paz a aquellos pacientes que ya se encontraban desahuciados. Otros, aterrados, afirman que se llevaba a aquellos que gozaban de buena salud.
Otra de esas historias cuenta, que por la jungla, pasea una figura cetrina, casi espectral; que recuerda a un paciente, que hoscamente acarrea consigo un respirador, y arrastra lentamente el instrumental médico a través de uno de los senderos más tortuosos. su propia vida. Esta, como seguramente muchas historias más, historias actualmente desconocidas, forman las leyendas, que circulaban como rumores y se expandian como la polvora dentro del propio hospital.





En la Actualidad
El 80% del hospital ha sido adquirido por la empresa cinematrogafica Filmax, que lo convertirá en un parque audiovisual, empleandolo como escenario para nuevas filmaciones, A excepcion de dos plantas de un ala, que conforman el complejo conocido como “la Pineda”, centro psiquiatrico para menores.
Ha sido escenario de numerosas películas de terror, debido al ambiente y la leyenda negra que rodea al hospital; como lo son Frágiles, Los sin nombre, Ouija, Mercy falls, La monja, etc.. Aún conserva algunos de los decorados realizados para las filmaciones, que llevan a equivoco a los más intrepidos que se aventuran en el lugar movidos por la curiosidad.



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